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El algoritmo de Facebook cambia en 2019

Supercomp Digital
28/05/2019
Algoritmo Facebook: últimos cambios del 2019

El algoritmo de facebook cambia de nuevo en este 2019 acercando los criterios de contenido y posicionamiento a los que viene marcando Google desde el año 2017.

¿Qué es el algoritmo de Facebook?

Un algoritmo es un conjunto de reglas que se aplican de forma sistemática sobre x datos para resolver un problema. Un algoritmo cuenta con un principio (input) y un final (output) y, por lo tanto, tienen un número de pasos finito.

Se trata, pues, de una serie de instrucciones determinadas que cumplen con una finalidad. En el caso del algoritmo de Facebook estas instrucciones están programadas para analizar datos de usuarios y relacionarlos entre sí.

Simplificándolo un poco, el algoritmo de Facebook sería aquello que decide que se ve en tu muro y que no, qué personas pueden ser de tu interés y cuales son tus intereses publicitarios.

Desde su creación en el año 2004, el algoritmo ha ido corrigiéndose y mejorando en base a los objetivos del gigante de las redes sociales. Objetivos que, como veremos, también han ido cambiando con el tiempo, incluso de forma forzosa como en esta última ocasión.

El algoritmo de Facebook antes de la crisis de Cambridge Analytica:

El proveedor de conectividad social Facebook surgió en la Universidad de Harvard como un proyecto de intercambio de gustos e intereses entre estudiantes.

Después de unos ya convulsos inicios - recordemos a los hermanos Winklevoss que demandaron a Mark Zuckerberg por haberles robado la idea de Facebook - la red social nunca ha estado exenta de polémica. En parte, el origen de la controversia ha venido generado por el famoso algoritmo. Durante años, el patrón que ha seguido ha estado supeditado al almacenamiento de datos de usuarios.

La teórica razón de ser de una aplicación como Facebook es la conectividad entre personas. Para ello han utilizado un algoritmo que relaciona a los usuarios por intereses, zonas geográficas, amistades en común, etc. Esto no es problemático de por sí, pero implica un enorme almacenaje de información de los clientes de la aplicación que, de no ser tratado con rigurosa privacidad, podría dar lugar a un delito conocido como robo y daño de datos informáticos.

Podría dar lugar y así ha sido.

El benefactor Mark Zuckerberg, abanderado de la libre información, la protección de datos, la gratuidad de los servicios informáticos y un largo etcétera de buenrollismo, se dedicó durante años a acumular una muy valiosa información sobre los usuarios de su aplicación: su perfil como consumidores.

Facebook tenía acceso, casi literalmente, a nuestros deseos a través de nuestros perfiles en los que abiertamente manifestábamos nuestros intereses y tipos de relación. Nos engañaba para darle contraseñas, cuentas de correo asociadas e incluso nuestro número de teléfono bajo el falso pretexto de nuestra seguridad. Nadie podría conseguir entrar en nuestra cuenta sin nuestro consentimiento* salvo el algoritmo de Facebook.

Esta situación hizo de los usuarios de Facebook el blanco más vulnerable de otro delito recogido en la Ley General de Publicidad: la publicidad subliminal y encubierta. Vulnerabilidad que la compañía norteamericana no dudó en aprovechar mediante jugosos acuerdos económicos con cientos de empresas como Amazon, Bing o Netflix entre muchos otros, que dispusieron de total acceso a nuestros movimientos en Internet.

El colmo del perverso algoritmo de Google tocó techo - o fondo, según se mire - en las elecciones estadounidenses de 2016 cuando, mediante los datos que Facebook y su algoritmo les habían proporcionado datos de usuarios con el caso Cambridge Analytica. El resultado de estas elecciones lleva el nombre de Donald Trump.

El cambio de algoritmo de Facebook en 2018

Después del brutal batacazo que sufrió Facebook en su imagen, el uso de la red social se resintió notablemente. Cierto es que la multinacional ya estaba empezando a trastear con su otra red social Instagram y que el futuro de esta parecía prometedor, pero perder una herramienta como Facebook no fue algo que la corporación se planteara.

Durante un par de años Facebook se debilitó notablemente. Parecía que no podría recuperar el terreno que Twitter, Snapchat, LinkedIn y el propio Instagram le habían comido, pero como una auténtica ave fénix, logró recuperarse de su incineración digital reenfocando su plataforma y, por supuesto, su algoritmo.

El nuevo algoritmo de Facebook entonaba el mea culpa e intentaba demostrar a los usuarios que su oscuro y maligno pasado ha quedado muy atrás.

En su intento por recuperar la confianza de los usuarios, Facebook diseñó un algoritmo que emulaba los criterios de posicionamiento del -todavía- inmaculado Google.

En palabras de Zuckerberg *si el contenido que se sube a Facebook pretende tener algún tipo de alcance, deberá fomentar la interacción entre las personas*. O en otras palabras: cúrratelo.

Obligaba a los usuarios a plantearse de otra forma sus publicaciones para conseguir el tan ansiado contenido de calidad.

El nuevo algoritmo de Facebook premiaría aquellas publicaciones que lograran interactuación (engagement) y reacciones, y difundiría con prioridad el contenido de creación propia ya fuese audiovisual o escrito.

Actualización del algoritmo de Facebook en 2019

Después de un tiempo prudente de adecuación a la nueva forma de entender la herramienta por parte de los usuarios, Facebook ha decidido afianzar el enfoque de su algoritmo y lo ha completado este año con más condiciones de posicionamiento.

Si has percibido que ha cambiado lo que ves en tu muro desde hace unos meses se debe precisamente a que tienes amigos o páginas a las que sigues que trabajan mejor para los nuevos criterios algorítmicos que otras, nada más.

Además de jurar y perjurar que nuestra security data está blindada (¿no lo habían jurado antes también?) ha implementado nuevas normas de relación con la herramienta que nos permitirán convertirnos en publicadores relevantes o, por el contrario, tender a desaparecer de los muros de los demás.

Algunas pautas novedosas:

Interacciones y contenido

- Facebook prioriza aquellas publicaciones que den lugar a un debate o una conversación.

- Comentarios con texto (no solo reacciones) sobre las actualizaciones de estado, subidas de fotos o vídeos.

- Da más importancia a las comunicación entre amigos y familiares que a la comunicación con empresas o terceros.

- Los videos de creación propia y directos recibirán mucha más difusión que el contenido externo.

- Se penalizará el clickbait o contenido para publicidad.

Es evidente que el algoritmo de Facebook ha sufrido una gran transformación, y valoramos positivamente que trate de fomentar un uso de las redes sociales más consciente, más útil.

Pero del mismo modo que nos preguntamos si merece la pena el esfuerzo de creación de contenido para un algoritmo que ha perdido un enorme porcentaje del enlace orgánico, nos preguntamos también si el lavado de cara será suficiente para que olvidemos la traición a los usuarios que enriqueció un poco más a las empresas más poderosas del mundo y puso al frente de los Estados Unidos a Donald Trump.

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