La habilidad para delegar es una de las más complicadas para la mayoría de los líderes de grandes, medianas y pequeñas empresas, pero a la vez es una de las más importantes. Te permite invertir tu tiempo en lo verdaderamente relevante en lugar de tener que hacerlo todo tú. Es muy importante saber cómo delegar y tomar las decisiones correctas para tener a la persona ideal.
Eliminar las barreras mentales
Podemos cargarnos de trabajo porque creemos que nuestras tareas son simples y no vale la pena pagar para ponerlas en manos de nadie o por todo lo contrario: son tan difíciles y complejas que solo podemos confiar en hacerlas bien nosotros mismos.
Difinir las tareas a delegar
Realizar un registro de las actividades a delegar, cuánto tiempo llevaría realizar cada una para así saber las horas a delegar. Si necesitamos a una persona que las realice o podemos repartir la funciones entre los miembros de la empresa.
Definir las metas asociadas a las tareas
Lo que tenemos que delegar son metas dirigidas a resultados. Si se asocian unas metas semanalmente, la delegación tendrá sentido y esa persona será productiva.
Definir el perfil para esas metas
El perfil de la persona que se encargue de ellas dependerá de las metas que deseas conseguir a lo largo de una semana.
Buscar a la persona con el perfil adecuado
La definición del perfil va a cambiar bastante. Este es el motivo por el que la gente se equivoca al escoger los perfiles de las personas.
Selección de la persona
Según el perfil requerido, se escogerá a la persona más adecuada al puesto a desempeñar.
Medición de las metas semanalmente
Formar, ayudar a la persona escogida y analizar las metas cada semana para poder ver el avance y los resultados e implantar las acciones de mejor que sean necesarias para afrontar la semana siguiente.
Acciones de mejora
Son la clave para una buena delegación. Hay que llevarlas a cabo semanalmente con las que reparar posibles desvíos. Esas acciones de mejora pasan a la agenda con el propósito de ser firmes en cuanto a su cumplimiento.